Blog > Alergias en perros. Causas y síntomas
Las alergias en los perros pueden afectar su calidad de vida. Aunque es común ver perros rascarse de vez en cuando, cuando el perro sufre una alergia el nivel del picor puede ser insoportable y estar acompañado de otros síntomas como enrojecimiento, inflamación o infecciones en la piel.
Si eres dueño de un perro alérgico y sospechas que podría estar sufriendo una alergia, es importante que entiendas qué las causa, cómo detectarlas y qué puedes hacer para aliviar su malestar.
Al igual que en los humanos, una alergia en los perros es una reacción del sistema inmunológico ante sustancias que, en principio, deberían ser inofensivas. Estas sustancias, conocidas como alérgenos, pueden estar presentes en el entorno o en la dieta de tu perro. Entre las alergias más comunes en los perros están las alimentarias, las ambientales (como el polen, los ácaros o el moho) y las alergias por contacto con materiales o productos químicos.
Uno de los principales síntomas de que tu perro podría padecer una alergia es el rascado excesivo. Aunque todos los perros se rascan de vez en cuando, un perro con alergia se rascará de forma persistente y en áreas específicas como la cara, las orejas, las axilas, la ingle y alrededor del ano. En muchos casos, este picor constante puede provocar que el perro muerda, lama o frote sus patas y otras partes del cuerpo contra el suelo para aliviarse.
Otros síntomas de las alergias incluyen:
En algunas razas, como los labradores, bulldogs y terriers, las alergias son más comunes, aunque cualquier perro puede desarrollarlas.
Las causas de las alergias en los perros generalmente se agrupan en tres categorías:
Alergias alimentarias: son causadas por una reacción a ciertos ingredientes en la dieta del perro, como la carne, el pollo, los lácteos o los cereales. Es común que las alergias alimentarias se manifiesten no solo a través de la piel, sino también con problemas gastrointestinales.
Alergias ambientales: se deben a alérgenos que se encuentran en el entorno, como el polen, los ácaros del polvo, el moho o incluso otros animales. Este tipo de alergia puede ser estacional (como las alergias al polen en primavera) o persistente si el alérgeno está presente todo el año.
Alergias por contacto: ocurren cuando la piel del perro entra en contacto con sustancias irritantes como detergentes, productos de limpieza, pesticidas o algunos materiales como los plásticos.
El diagnóstico de una alergia en tu perro puede ser un proceso largo. El veterinario comenzará descartando otras posibles causas, como infecciones por hongos o parásitos. Cuando se sospecha que hay una alergia, el veterinario puede sugerir diferentes medios para identificar el causante.
Dieta de eliminación: si se sospecha que se trata de una alergia alimentaria, el perro deberá seguir una dieta específica durante varias semanas. La dieta debe estar compuesta por fuentes de proteína y carbohidratos que tu perro no haya consumido antes. El objetivo es observar si los síntomas desaparecen al eliminar los posibles alérgenos de su dieta.
Pruebas cutáneas o de sangre: para detectar alergias ambientales, el veterinario puede realizar pruebas cutáneas o análisis de sangre. Estos exámenes evalúan la reacción del perro a diversos alérgenos comunes, como el polen o los ácaros.
El tratamiento de las alergias en los perros suele estar orientado a aliviar los síntomas y evitar el contacto con el alérgeno que lo causa tanto como sea posible. Dependiendo del tipo de alergia y la gravedad de los síntomas, el veterinario ofrecerá diferentes opciones de tratamiento.
Cambios en la dieta: si el perro tiene una alergia alimentaria, el tratamiento más eficaz será eliminar el alimento que causa la reacción alérgica. Existen piensos hipoalergénicos formulados específicamente para perros con alergias que son una opción segura para la nutrición de tu peludo.
Medicación: en caso de alergia grave el veterinario puede recetar medicamentos para controlar los síntomas. Entre los tratamientos más comunes están los antihistamínicos, corticosteroides y los inmunosupresores, que ayudan a reducir la inflamación y el picor.
Inmunoterapia: en caso de alergias ambientales, algunos perros pueden beneficiarse de la inmunoterapia. Este tratamiento consiste en exponer gradualmente al perro a pequeñas cantidades del alérgeno para desensibilizar su sistema inmunológico con el tiempo.
Tratamientos tópicos: Para aliviar la picazón y las infecciones en la piel, los champús medicados, las cremas o los aerosoles pueden ser útiles. Estos productos ayudan a calmar la piel irritada y a prevenir infecciones secundarias causadas por el rascado constante.
Aunque las alergias no tienen cura, el cuidado y el tratamiento adecuado pueden mejorar la calidad de vida de tu mascota. Algunos consejos para gestionar las alergias de tu perro a largo plazo son:
Control del entorno: si tu perro es alérgico al polen o a los ácaros del polvo, intenta mantener su entorno lo más libre posible de ellos. Usa purificadores de aire, limpia su cama con regularidad y evita paseos durante las horas de mayor polinización.
Revisión regular: mantén un control periódico con el veterinario para ajustar el tratamiento según sea necesario. Las alergias pueden evolucionar con el tiempo, y el perro podría necesitar diferentes terapias a medida que envejece.
Alimentación controlada: si tu perro tiene una alergia alimentaria, asegúrate de seguir una dieta estricta y evita darle golosinas sin consultar al veterinario.